Foto: Archivo Oraloteca

El cambio climático ha sido aceptado como problema global; sus efectos se reflejan en el aumento de incendios forestales en la región amazónica de Brasil, en el incremento del nivel del mar, así como en las inundaciones de Alemania en el verano del 2021 y muchos otros ejemplos en todo el mundo.

Las estrategias de mitigación y adaptación se negocian y adoptan principalmente a nivel nacional y mundial: en las negociaciones internacionales de la ONU sobre el clima se cimentan estrategias básicas de la lucha contra el cambio climático, que luego desembocan en los programas de acción nacionales. Sin embargo, los actores de la sociedad civil también intervienen en las negociaciones, a menudo de forma menos visible; ya sea presionando a los responsables nacionales e internacionales -como lo hacen Fridays For Future o Extinction Rebellion-, diseñando alternativas concretas al consumo o estilos de vida perjudiciales para el clima - como el red Inkota lo hace en Mozambique- o exigiendo justicia climática para que los efectos del cambio climático no reposen en el Sur Global de una manera neocolonial.

Se trata de movimientos globales, pero también de iniciativas nacionales y sobre todo locales: Sindicatos de agricultores como Vía Campesina, grandes ONG como Greenpeace o WWF, iglesias, pequeñas cooperativa, asociaciones locales y grupos étnicos, buscan maneras de enfrentar las consecuencias del cambio climático. Sus estrategias y objetivos divergen, desde adaptaciones cotidianas al apoyo de tecnologías ecológicas y a un "capitalismo verde" hasta la exigencia crítica al capitalismo de un cambio económico absoluto y de una ruptura de las relaciones de poder globales. Igualmente, las referencias al conocimiento del clima pueden diferir entre los conceptos científicos, por un lado, y los diversos cuerpos de conocimiento basados en epistemologías, ontologías y experiencias alternativas.

El proyecto de investigación pretende abordar estas iniciativas de forma comparativas y desde una perspectiva antropológica. Se han seleccionado tres regiones para la investigación: Pará (Brasil), Niassa/Nampula (Mozambique) y Magdalena (Santa Marta).